Con el HUBU tenemos los burgaleses -y por extensión, toda la Comunidad Autónoma- un gran problema. En el hospital que surge de la necesidad de dar recambio al obsoleto H.G. Yagüe y que debe ser nuestro hospital para los próximos cincuenta años, se han cometido demasiados errores de manera que estamos perdiendo la oportunidad, que se presenta tan de vez en cuando, de dotarnos de un gran hospital, un hospital de futuro.
Foto: Diario de Burgos |
Hemos asistido a las sucesivas declaraciones del Consejero de Sanidad y del Presidente de la Junta negando la realidad sobre el HUBU y sobre los problemas que los recortes están suponiendo para el sistema de salud y para los ciudadanos. Siguiendo su ejemplo, en declaraciones a Diario de Burgos del pasado 8 de Febrero, el director gerente del HUBU hace un ejercicio de irresponsabilidad y de carencia del más mínimo sentido de la autocrítica que a cualquier lector, aún sin conocer la dramática situación por la que están pasando día a día los profesionales y los usuarios, le llena de sonrojo.
En la entrevista referida, cualquier disfunción planteada por el periodista era negada sin matices. “Todo está bien”, “siempre lo ha hecho bien”. No hay espacio en esta reseña para rebatir lo evidente para todos. Pero nos hiere que se menosprecie el dolor de los pacientes que se eternizan horas y horas en urgencias, el de los que están en una planta que no les corresponde, el del que sufre meses de espera o la carencia de los cuidados óptimos que no puede dispensar una plantilla “ajustada”. Ajustada ¿para qué, para quién, para los pacientes o para los presupuestos?
De sobra es conocida la carencia de personal de enfermería en las plantas del Hospital o la sobrecarga de los profesionales en los Servicios de Urgencias tanto del Hospital como de Atención Primaria, como consecuencia de los recortes y la ausencia de sustituciones en los centros de salud.
Hace un año, un estudio refería que en España, el 70% de los gerentes de los hospitales reconocían que su puesto depende de afinidad política con la Consejería correspondiente. El buen funcionamiento de la que es, con diferencia la mayor empresa de Burgos, con tres mil empleados y un enorme presupuesto, exige una dirección a la altura; profesional, despolitizada, comprometida con la calidad y no con el ahorro mal entendido, vigilante con el funcionamiento del modelo de concesión y que sepa optimizar el enorme capital humano que atesora el HUBU.
Para solventar el primero de los problemas referidos, pedimos y seguiremos exigiendo la recuperación de la titularidad y gestión públicas a través de la denuncia y rescisión del contrato que ha hecho que, a día de hoy, nos esté costando más del doble de lo previsto. Ese sobrecoste que pagaremos durante treinta años ha resultado, en el ejercicio 2014, la escalofriante cifra de 42 Millones de Euros. Los ciudadanos de a pie, no acostumbrados a macrocifras, no somos capaces de interpretar en términos comprensibles cuanto es esto: se trata de 7.000 Millones de las antiguas pesetas (hemos pagado 75 millones de € cuando lo previsto eran 33 Millones de €).
Es decir, con ese gasto podríamos estar manteniendo, a la vez, otro hospital aún mas grande. ¿Se hacen una idea de cuanto dinero es eso? Siete mil millones de pesetas tirados éste año pasado por el ¿error? de la Junta de Castilla y León al decidir ésta fórmula. Ningún presupuesto puede soportar éste derroche.
Su recuperación es imprescindible, es urgente y se puede hacer. Sabemos cómo se ha hecho en otros sitios donde la rescisión resultó finalmente un gran ahorro para las arcas públicas. Tendrán que hacerlo aquí, no sabemos quienes pero lo harán por necesidad imperiosa. El problema es que cuanto más tarden, más dinero nos dejaremos en el camino. Por eso, la actitud arrogante y acrítica de responsables políticos y sanitarios, su incompetencia para identificar y resolver problemas nos llevan a concluir que no tenemos un problema, tenemos dos.