«Yo apuesto por la colaboración público-privada, y un ejemplo de lo bien que funciona es nuestro hospital, el HUBU». Así me decía un amigo empresario mientras tomábamos una cerveza, cuando se tomaban cervezas con los amigos. No debí poner buena cara, y lo notó, y la causa es que cada vez que alguien solvente habla de colaboración público-privada, o sea del maridaje de la economía con el poder, aparecen monstruos con dos cabezas, y asustan.
No me parece un buen ejemplo -le contesté-, y lo sé por los años que trabajé bajo el paraguas de ese modelo comprobando los inconvenientes que tiene, y también porque la experiencia enseña que cuando se mezcla lo público con lo privado, lo privado incrementa beneficios y lo público queda a merced de la cuenta de resultados. Por decirlo de otra manera: lo público es el patrimonio de los que no tienen patrimonio, y con las cosas de comer no se juega.
Al día siguiente de nombrar nuevo titular en la Consejería de Sanidad de nuestra Comunidad, lo público maridó con lo privado: 6 millones de euros se presupuestaron en test de antígenos con empresas privadas, 6 millones de dinero público que acaban en arcas privadas con el falso pretexto de que lo público no puede hacerse cargo de eso. Algunos tienen un tic, o un toc, no sabría diferenciarlo, pero suelen ser siempre los mismos, esos que ven oportunidad irrenunciable de negocio en todo, y cuando escribo todo es todo, incluida sanidad y educación, dos de los pilares donde se asientan las democracias que de verdad lo son protegiendo el patrimonio colectivo.
Unos días después de hacer esto declaran que, si ganan las elecciones, blindarán los servicios públicos, mantendrán la sanidad en cada rincón de cada pueblo protegiendo a sus habitantes cual Curros Jiménez de la política moderna. Y en algo si se parecen a ese bienintencionado bandolero.
Sea, brindemos por el matrimonio del capital con el poder, practiquemos la postverdad, nueva definición de la mentira, y apoyemos a esos que dejan caquéctica a la sanidad voluntariamente para después acudir a su rescate. Pero luego, no nos quejemos.
Esto no es un asunto de derechas o de izquierdas, es una actitud ante la vida, una forma de vivirla y entenderla.
Tags
DESTACADOS